domingo, 26 de octubre de 2008

Ya estamos otra vez con el dichoso cambio de hora.
Me revienta las tripas que dentro de cuatro días se haga de noche a las cinco de la tarde, que parece que tenga uno que meterse en la cueva y no salir hasta el mes de abril.
Y luego dicen que ahorramos energía, que no lo veo yo muy claro porque nadie ha sabido aún explicármelo de manera que lo entienda. Es un poco como lo del dios, que o crees o no, pero dudas no debe haber.

Pues que me lo expliquen. Además, el otro día me enteré de que la hora debería ser la misma que la de Canarias porque, a fin de cuentas, la mayor parte de la península está al oeste del meridiano de "Grengüich" y en el mismo huso horario de las islas y otros países. Me enteré de que lo de la hora fue un invento de Franco para tener la misma hora que sus amigos los alemanes y los italianos en los años cuarenta. ¡Un banco pintado, vamos! Pintan el banco y ponen un cartel, y como nadie lo quita, nadie se sienta porque piensan que el banco lo pintaron anteayer. ¡Y así llevamos casi setenta años!
¡Ala, que el puñetero cambio de hora os sea leve!

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