sábado, 28 de febrero de 2009

Experto en un plis-plas

En mi empresa no hace falta saber de una cosa para ser el experto. Lo único que se necesita es que el jefe haya decidido que te encargas de ello.
Por ejemplo, hay un departamento que se ha quedado sin encargado y el jefe necesita de alguien que gestione esos recursos, que dirija a los empleados de base y solucione los problemas que a ellos les pudieran surgir. te llama al despacho y te explica que eres una pieza fundamental en la empresa... (O sea, te prepara porque te va a caer un marrón) y luego te dice que te necesita para dirigir ese departamento
En ese momento nadie lo ve, pero uno siente como un calorcillo especial, la vista parece nublarse y uno cree ver una fulgurante paloma revoloteando alrededor de su cabeza: Es el Espíritu Santo, que te trae los conocimiento necesarios por ciencia infusa. Si pones excusas como que no entiendes ni para de ese asunto el jefe te dice que no te preocupes, que con un poco de tiempo y una caña, pescador.
Pero lo bueno viene (Y lo he visto y sufrido) cuando a los pocos días surge un problema grave. Obviamente, uno no tiene ni idea de lo que se puede hacer, pero el problema no se soluciona solo y el jefe, encolerizado te llama ald espacho y te suelta: ¡Tú eres el encargado, soluciónamelo!

O sea, que te ha hecho experto en un plis-plas. Sin necesidad de estudiar ni nada.

No hay comentarios: