lunes, 25 de mayo de 2009

Perdón, perdón...

Se acercan la comuniones, bueno ya estamos inmersos en ellas y en estos días he estado oyendo cosas como confesiones, penitencias, etc. etc. que los niños tenían que hacer como paso previos a ese grandía de la primera comunión tras dos (O tres) años de catequesis (O comida de tarro) según creencias.

Bien, pues eso me ha recordado la petición de perdón que se hizo hace un tiempo acerca de Galileo y sus descubrimientos por parte de la Iglesia y como lo uno lleva a lo otro me he puesto a elucubrar sobre el tema del perdón y tal y tal.
He encontrado una página donde lo explica muy bien: http://parroquiaciudadjardin.blogspot.es/1239136560/, y en ella veo que la cosa tiene cinco pasos:
  1. Examen de conciencia.
  2. Dolor de los pecados
  3. Propósito de enmienda
  4. Decir los pecados al confesor
  5. Cumplir la penitencia
Bien, al respecto de lo del Galileo supongo que la Iglesia habrá hecho examen de conciencia ¡A conciencia!, porque la ha levado un huevo de años tomar la decisión de pedir perdón por su metedura de pata. Imagino también que tras el punto primero el dolor del pecado habrá sido al menos molesto, sino doloroso.

Una vez hechos estos dos pasos me pregunto ¿Y el propósito de enmienda en qué consiste¿ ¿En no volver a llamar hereje a Galileo, que ya lleva una temporada criando malvas, o en no volver a meter la pata? Porque si se refiere a esto último lo llevan claro con la de patas que llevan metidas los Santos Varones de la Iglesia.

Lo de decirle los pecados al confesor lo doy por hecho, imagino que el confesor de Su Santidad habrá escuchado con atención y habrá dictado penitencia: Unos cuantos avemarías y padrenuestros, alguna salve y tres novenas, por ejemplo.

Ya ya está, terminado el asunto. Los pecados están perdonados y ya podemos volver a quemar brujas, alentar la muerte de miles de personas porque creemos que los preservativos no ayudan a propagar el SIDA y a maltratar a los niños irlandeses y de otras partes (Aquí, en España, este asunto aún no se ha destapado ¡Qué raro! Porque malos tratos, haberlos, imagino que los hubo, pero no tengo pruebas, así que no acuso por si las moscas)

¡Ala! ¡Ahí queda eso! La próxima vez que me apetezca atracar un banco (Que también será la primera), antes de que la poli me pille, y tras haberme fundido la pasta, haré examen de conciencia, cuando sienta el dolor del pecado, decidiré no volver a cometerlo, de lo diré a mi confesor y, por fin, rezaré lo que me ponga como penitencia para poder dormir tranquilo antes de atracar el siguiente banco.

Pero eso lo haré a escondidas de la poli y del juez, que deben ser de otra religión y me parece que no van a tragar con ello y no me dejarán que me vaya de rositas tan fácilmente.



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