lunes, 4 de mayo de 2009

Señor camionero...

... usted no me conoce. Yo a usted tampoco, sólo unos detalles. Verá, conduce usted un camión blanco, de Irún, con unas letras grandes en las que se lee IMAZ ¿Quizá la famila del político? Bueno, en el País vasco puede haber muchos Imaz, igual que en Castilla puede haber muchos López, no lo sé.

Hoy, señor camionero, ha comido usted en Calatayud. O al menos ha parado usted a repostar en la gasolinera que hay junto al restaurante Valdeherrera. Sí, junto al campo de golf. Serían alrededor de las dos de la tarde. Seguramente ha dejado usted la autovía, ha hecho la parada y ha vuelto a la autovía (Bueno, esto último lo sé a ciencia cierta: le he visto)

¿Por qué lo sé? Porque hoy ha cometido usted una infracción: Cuando se ha incorporado al tráfico de la carretera comarcal que lleva desde Calatayud al Monasterio de Piedra, la A-202, justo antes de volver a la autovía, ha mirado usted a la izquierda y no ha visto venir ningún vehículo; luego ha mirado a la derecha y ha visto que venía una bicicleta bajando la cuesta. Entonces usted ha decido salir al tráfico y ha obligado al ciclista a parar en el arcén porque de otra manera se hubiera empotrado contra su camión.

El ciclista era yo, señor camionero. No he podido leer bien su matrícula porque en ese instante me estaba ciscando en todos sus muertos, desde la época de Napoleón hasta hoy,. He deseado que pinchase usted al menos tres ruedas de su camión al mismo tiempo, que se empotrase contra una farola y que su camión quedase echo mierda sin que milagrosamente a usted le sucediera nada. No me dé las gracias.

Por suerte todos los camioneros no son tan irrespetuosos con los ciclistas como usted. Espero que nunca se vea en el trance de matar a nadie con su camión.

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