El viernes pasado nevó.
No es que sea algo impresionante, pero aquí que nieve o que llueva es una cosa rara. Pueden estar cayendo chuzos de punta en todo el mundo... menos aquí. Se puede observar la aridez de estas tierras pasando por la autovía: en cuanto se sale uno del lecho del río, de la vega eminentemente hortícola, se acabó el color verde para dejar paso al gris blanquecino de la tierra caliza.
Esta nevada pasará a los anales de la historia porque yo llevó más de treinta años viviendo en esta ciudad y nunca había visto diez centímetros de nieve juntos.
Claro que no es lo de antes. Cuando yo era niño nevaba más. Será lo del cambio climático, seguro. O que la nieve se ha hecho más tímida.
Por cierto, que he terminado de leer una entrada de BULMA sobre el coste para el país que supone usar aplicaciones Microsoft. No tiene precio.
No es que sea algo impresionante, pero aquí que nieve o que llueva es una cosa rara. Pueden estar cayendo chuzos de punta en todo el mundo... menos aquí. Se puede observar la aridez de estas tierras pasando por la autovía: en cuanto se sale uno del lecho del río, de la vega eminentemente hortícola, se acabó el color verde para dejar paso al gris blanquecino de la tierra caliza.
Esta nevada pasará a los anales de la historia porque yo llevó más de treinta años viviendo en esta ciudad y nunca había visto diez centímetros de nieve juntos.
Claro que no es lo de antes. Cuando yo era niño nevaba más. Será lo del cambio climático, seguro. O que la nieve se ha hecho más tímida.
Por cierto, que he terminado de leer una entrada de BULMA sobre el coste para el país que supone usar aplicaciones Microsoft. No tiene precio.
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