Hoy ha venido mi hijo del cole más contento que unas pascuas porque ha sacado una nota muy buena en el examen de mates del otro día: un nueve treinta y nueve.
Yo también he fruncido el entrecejo y le he vuelto a pedir que me lo repitiese. Lo ha hecho sin pestañear y yo me he quedado pensando lo difícil que debe ser ser profesor (En este caso, profesora) para conseguir restar sesenta y una centésima en un examen. ¡Ojo, que no son cincuenta, no treinta, ni veinte, que son sesenta y una!
Porque digo yo, si una pregunta tiene tres partes, o tres respuestas ligadas, cada una de ellas a 0,33. Si tiene 2, pues medio punto cada una. Si tiene cinco, pues 0.20... y así sucesivamente razón de diez preguntas para un 10.
Claro que, pudiera ser que no hubiera 10 preguntas (Que no es el caso porque el examen constaba de 10 preguntas), sino alguna más, pongamos 13 preguntas para sacar un 10. Eso nos daría una media de 0.77 puntos por pregunta acertada... y quizá de esta manera se pudiera llegar a restar 0,61.
Bueno, insisto, es difícil se profesor en estos tiempos que corren y mucho más calificar un examen de mates.
¿No hubiera sido más sencillo ponerle un 9.25? ¿O un 9.50? ¡Qué más da!
Estamos hablando de la enseñanza primaria, no de una oposición donde hasta las diezmilésimas pueden ser importantes
jueves, 29 de enero de 2009
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