Ayer la noche fue para Los Mustang. Sí esos señores que emulaban a Los Beatles en los años sesenta. No hizo frío sino una noche agradable en la que esperábamos rememorar aquellas épocas de juventud. Pues bien, nada de nada. Una mierda (¡Uy, perdón!)
El sonido era flojo, blandito, y la voz de don Santiago Carulla deplorable. Pudiera ser que ya no le quede ni para subir a ciertas notas altas, en cuyo caso, o bajas la canción una par tonos o te retiras de los escenarios si ni aún así.
Pudiera ser que ayer estuviera afónico, en cuyo caso bajas la canción una par tonos o cancelas el concierto por razones de salud.
Ni lo uno ni lo otro sucedió. Me pareció estar escuchando a Llongueras delante de un micro. Petético. Vergonzoso.
Me marché sin terminar el concierto. Me entristece que mi ayuntamiento pague por el espectáculo ayer. Cualquier orquesta dejaría bordada cualquiera de los temas que intentaron interpretar.
Lástima que ya seamos civilizados en los pueblos y no esté de moda echar al río al de la orquesta, como se hacía antes.
El sonido era flojo, blandito, y la voz de don Santiago Carulla deplorable. Pudiera ser que ya no le quede ni para subir a ciertas notas altas, en cuyo caso, o bajas la canción una par tonos o te retiras de los escenarios si ni aún así.
Pudiera ser que ayer estuviera afónico, en cuyo caso bajas la canción una par tonos o cancelas el concierto por razones de salud.
Ni lo uno ni lo otro sucedió. Me pareció estar escuchando a Llongueras delante de un micro. Petético. Vergonzoso.
Me marché sin terminar el concierto. Me entristece que mi ayuntamiento pague por el espectáculo ayer. Cualquier orquesta dejaría bordada cualquiera de los temas que intentaron interpretar.
Lástima que ya seamos civilizados en los pueblos y no esté de moda echar al río al de la orquesta, como se hacía antes.
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